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Consejos para crear un ambiente laboral que promueva la creatividad

Todos conocemos esa recarga de energía y creatividad con la que llegamos después de unas vacaciones en un lugar remoto. Nuestro cerebro, estimulado con nuevas experiencias y sensaciones, se siente renovado y capaz de asumir nuevos retos creativos. Pero, ¿qué pasa el resto de días? Aunque un mojito en la playa es el antídoto perfecto para salir de la rutina, existen diferentes estrategias que se pueden aplicar al interior de las organizaciones para incentivar la creatividad en el equipo de trabajo.

Y es que la creatividad permite encontrar soluciones alternativas a problemas difíciles y complejos, pues es el espacio a nuevas ideas que cambien y reconfiguren las nociones preconcebidas el que puede ayudar a abrir el panorama más allá de la perspectiva tradicional.

Crea un equipo diverso y multidisciplinario

Si todos piensan igual, habrá pocas oportunidades de intercambio de ideas diferentes. Si tu equipo de trabajo es demasiado homogéneo en cuanto a experiencia, formación y contexto socieconómico, no habrá nadie que introduzca un punto de vista diferente que tal vez pueda ampliar la perspectiva o la manera de abordar los retos.

Agenda tiempo creativo

En el tráfico semanal, incluye un bloque de trabajo creativo. Por ejemplo, si apartas en el calendario las dos últimas horas de los viernes, tendrás un mínimo de 8 horas de trabajo creativo al mes para pensar en nuevos proyectos o ejecutarlos, tanto en el corto como en el largo plazo.

El 20 percent project de Google le da a los desarrolladores del gigante tecnológico el 20 por ciento de sus horas laborales, equivalente a un día a la semana, para trabajar en proyectos complementarios y pensar de manera innovadora. Algunos de los productos de Google más disruptivos, como Google News, nacieron de esta iniciativa.

No castigues el fracaso

Cultiva un ambiente laboral en el que se recompense la toma de riesgos creativa. Cientos de ideas nunca ven la luz del día por miedo al fracaso, por lo que es importante generar un espacio seguro en el que todas las ideas sean escuchadas sin riesgo de ser ridiculizadas o rechazadas de entrada. El equipo de trabajo debe sentirse cómodo con el hecho de que no todas las ideas serán un éxito, pero si no se expresan, muchas buenas ideas se verán desperdiciadas.

Lleva la lluvia de ideas al parque

Realiza las sesiones creativas en un entorno diferente a la oficina. Empaca los marcadores de colores y las hojas en blanco y llévatelos al parque, al museo o al café. Las personas se sentirán más cómodas expresando sus ideas y un cambio de ambiente los inspirará para ser creativos y disruptivos.

Aunque las experiencias pasadas representan conocimiento valioso al momento de empezar un proyecto o crear un producto, estas pueden “viciar” las nuevas ideas, por lo que es recomendable empezar con un espacio completamente libre en el que se ponen sobre el papel todas los comentarios e iniciativas que vayan surgiendo, y traer sobre la mesa las experiencias pasadas después de esa primera lluvia de ideas.

Junta peras con naranjas

Promueve la colaboración entre diferentes departamentos de la organización. Especialmente para nuevos emprendimientos y startups, es importante que todo el equipo esté abierto a hacer y responder preguntas sin importar su área o experticia. Herramientas como AWW y Ziteboard te permiten crear tableros en línea, en el que todo el equipo puede “rayar” y hacer sus aportes en tiempo real, generando una cultura de co-creación y colaboración.

Relaja el código de vestuario de la oficina

La creatividad requiere permisividad para que las personas se expresen libremente, y esto incluye la manera como nos vestimos. La ropa es una extensión de nuestra personalidad y creatividad, y debería ser permitida en cuanto no choque con la imagen corporativa. Por ejemplo, una opción es relajar el código de vestuario excepto en ocasiones específicas, como cuando se reunirán con clientes.

Escucha las nuevas ideas

Una de las barreras más importantes a las que se enfrenta la creatividad no es la falta de ideas en sí, sino el hecho de que esas nuevas ideas, en muchos casos, pasan desapercibidas. Crea una política personal en la que todas las ideas sean escuchadas, sin importar qué tan buenas o malas puedan ser. No necesariamente tienen que ser llevadas a cabo, pero sí tenidas en cuenta y retroalimentadas de manera honesta. Esto generará un ambiente propicio para la generación de nuevas ideas sostenible en el tiempo.