Empresas

Cuándo dejar de deliberar y simplemente tomar una decisión

En la actualidad es común que se trate de discutir mucho una decisión antes de tomarla. ¿En qué momento deberías parar y simplemente actuar?

Estás sentado frente al computador, pensando y tratando de decidir si finalmente debes enviar el correo que ya tienes escrito y contiene decisiones importantes para tu compañía, pero no logras enviarlo porque no estás completamente seguro y mandarlo supone un gran riesgo para la empresa. ¿Hasta qué momento es sano pensar esta o cualquier otra decisión? ¿Es realmente necesario recopilar más información de la que tienes y pensar más tiempo en ella?

Para determinar si la decisión que tienes que tomar requiere más tiempo o simplemente tiene que ser tomada sin pensar mucho más, puedes hacer un análisis o simulacro que te ayude a decidir cómo decidir. Lo primero que debes pensar es qué tan importante es la decisión, qué tan urgente y si es posible analizar varias posibilidades que te permitan tomarla de manera precisa y con mayores posibilidades de que sea correcta.

Una vez evaluada la importancia de la decisión que tienes por tomar, el camino se facilita, pues se debe entender, por ejemplo, que una decisión de poca importancia no debería llevarse mucho tiempo. Una forma de determinarlo es preguntarse ¿cuántos cambios traerá? Si no son muchos, podrás dedicarle poco tiempo y concentrarte inmediatamente en las que sí piden toda tu atención

Las decisiones importantes, precisamente, conllevan un proceso más extenso que puede estar dividido en dos momentos: inicialmente es necesario reflexionar y, luego, recoger información y analizar para eliminar las posibilidades de equivocarse. Después de realizar estos dos ejercicios, es recomendable que dejes enfriar la decisión, es decir, que la olvides por un par de horas y realices una actividad que te ayude a despejar la cabeza (caminar, ir a yoga, comer un helado, etc) y una vez te hayas alejado, regreses y evalúes por última vez, con cabeza fría y decidas qué es lo mejor.

Por otro lado, hay que hacer hincapié en el tema de la recolección de datos y su análisis, ya que es evidente que las decisiones soportadas en buena información suelen ser más precisas y confiables que las que están mediadas simplemente por la intuición humana. Sin embargo, se necesita mucho más tiempo para conseguir la información y si la decisión es urgente vas a encontrar un choque de intereses, por eso es tan importante crear protocolos y bancos de datos que puedan ser usados en el momento que los necesitas.

Algo que se puede analizar es ¿con cuánta frecuencia te ves enfrentado a decisiones parecidas? Las decisiones que se repiten pueden ser tomadas a partir de un enfoque analítico pues todo el tiempo están generando datos que sirven de aprendizaje para cuando se vuelvan a presentar poder utilizar el mismo modelo que dio resultados positivos.

Lo último que debes tener en cuenta (todos lo hemos experimentado) es que hay decisiones que son paralizantes sin importar si son fáciles o difíciles y por eso es obligatorio que les pongas un reloj. Haciéndolo podrás crear planes para tomarla, pues si hay una fecha de cierre sabrás si es posible hacer análisis de datos o si simplemente deberás acudir a tu intuición.

Recuerda, una buena toma de decisiones se da cuando se aprovechan los aprendizajes para crear métodos eficaces para tomarlas. Además, las grandes decisiones exigen reflexión y calma y por eso es importante que no sean tomadas por individuos sino por equipos de trabajo que te ayuden a tener un punto de vista amplio.

¿Necesitas recursos para el crecimiento de tu empresa?

Solicita un crédito con Sempli y recibe aprobación hasta en 72 horas.

¡Es muy simple y rápido!

Conoce más aquí