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Cuatro claves para mejorar tu pensamiento crítico

Comprar una bicicleta o un carro, invertir en propiedad raíz y destinar los ahorros de la vida a un fondo de inversión, tener hijos o no, crear una empresa y ser independiente o ser empleado toda la vida, publicar una foto o no en redes sociales,  casarse o tener una unión libre, ir al banco a solicitar un crédito o hacerlo a través de una fintech… 

En el mundo de hoy estamos obligados a tomar decisiones todo el tiempo y, en ocasiones, esa libertad para elegir termina nublándonos y mostrándonos la necesidad de desarrollar un pensamiento crítico que nos permita movernos con facilidad en la vida, sin necesidad de sobredimensionar los problemas, porque podemos tomar decisiones prácticas para resolverlos naturalmente. 

Sin embargo, lo primero que debemos preguntarnos es ¿qué es el pensamiento crítico? Según la Maestra Mariana Cubas Montaño, del Departamento Psicopedagógico de la Universidad Panamericana de México “el pensamiento crítico tiene que ver con la capacidad para razonar eficientemente, hacer juicios y tomar decisiones así como para resolver problemas”.

Como lo constatamos en nuestro día a día y con el transcurrir del tiempo, la vida es ese conjunto de problemas y decisiones difíciles que enfrentamos y solucionamos con éxito. Y el pensamiento crítico, precisamente, es el que nos puede ayudar a responder la pregunta ¿estamos tomando esas decisiones bien o mal? Ya que pensar críticamente es adquirir una habilidad para decidir de la manera adecuada de acuerdo a tus intereses individuales y sociales, sea en la vida personal, familiar o laboral.

Y esas decisiones positivas para nuestras vidas, implican de por sí una visión crítica de los problemas, donde podamos separar todas sus partes, revisarlas una a una y luego reconstruirlas para evaluarlas en su conjunto y tomar determinaciones sobre qué es lo mejor para nosotros.

Según la investigadora Cubas Montaño hay una serie de comportamientos que obstaculizan el pensamiento crítico:  “ignorar información, enfocarse a lo trivial, no escuchar puntos de vista o actuar irreflexivamente son algunas de las malas prácticas de pensar que inevitablemente nos causan problemas, costos en tiempo y energía y generan frustración y dolor”

No obstante para enfrentar las malas prácticas hay múltiples posibilidades: “a nivel profesional, conlleva el desarrollo de competencias, entre las cuales, estudios a nivel nacional e internacional, destacan como principales a desarrollar: creatividad e innovación, pensamiento crítico, autoaprendizaje, comunicación, colaboración y trabajo en equipo, adaptabilidad, proactividad, orientación a resultados, liderazgo, responsabilidad y respeto, así como habilidades socioculturales y de manejo de información y tecnología”

Sobre todas estas habilidades que nos pueden ayudar a estimular nuestra forma de pensar, lo más importante es poderlas vincular a nuestra realidad cotidiana y así darles una  aplicabilidad en distintas facetas para tener mejores formas de vida. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no pensamos de manera crítica de la noche a la mañana sino que esta es una habilidad que se crea con disciplina y práctica. Así como la disciplina te lleva a ser un buen deportista, músico o artista, te puede ayudar a tener discernimiento y pensamiento crítico. 

Lo anterior nos muestra la necesidad de trabajar y buscar métodos para mejorar la forma en la que pensamos. Una vez le preguntaron a Pablo Picasso si creía en la inspiración y respondió que no, pero que en caso de existir “cuando llegue, que me encuentre trabajando”, esta forma de ver se podría aplicar en nuestras vidas: tenemos que ser constantes para interiorizar nuevas formas de pensamiento y de solucionar los problemas. 

Según una investigación de la Foundation for Critical Thinking, situada en California, para pensar mejor, debemos tener en cuenta cuatro aspectos esenciales: 

Claridad en el pensamiento

En la mayoría de ocasiones, juzgamos y tomamos decisiones sin antes haber constatado la información que tenemos y esto tiene un impacto en nuestra claridad y nos incapacita para tener una comprensión real del asunto.

Centrarse en lo relevante

Es común que por el estrés y la ansiedad con la que vivimos nuestro día a día nos vayamos por las ramas y tengamos en cuenta cuestiones que no tienen que ver con el problema que estamos tratando de solucionar. Si trabajamos una sola cosa a la vez y le damos prioridad, será mucho más fácil solucionarla.

Realizar preguntas claves

Para tomar decisiones positivas para nosotros, por más lógico que parezca debemos tener claridad sobre qué es positivo para nosotros. Si tenemos unos proyectos claros en nuestra vida laboral y personal, tendremos la capacidad para hacer preguntas a los problemas y de esta manera solucionarlos mejor. Cuando quieres solucionar algo y no encuentras la manera de hacerlo, está bien preguntar, no tienes porqué sentirte atemorizado, las preguntas son la madre del conocimiento y ese conocimiento es el arma secreta a la hora de encontrar soluciones.   

Ser razonable

Una persona es sabia cuando tiene la capacidad de entender que los seres humanos todo el tiempo nos estamos transformando, pues dicha transformación implica, entre muchas otras cosas, aceptar que nos equivocamos y que podemos cambiar de opinión sobre algo. Este cambio habrá creado aprendizajes que nos ayudarán a estar abiertos a nuevas opiniones que se convertirán en recursos a la hora de tomar una decisión.  

En conclusión, los seres humanos somos lo que elegimos y lo que elegimos depende de la calidad de nuestro pensamiento, si este es crítico, tendremos muchísimas posibilidades de hacer las cosas bien en todos los aspectos de nuestra vida.