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Un empresario que se catapulta como gran jugador en el sector de la construcción

En 2011 nace el primer intento de negocio propio “Glasst”, del administrador de 32 años Juan Camilo Botero. La historia empezó con un servicio para el sector de la construcción, y a raíz de un accidente, como muchos de los productos/servicios exitosos; Juan Camilo, necesitaba acabar con unos rayones en un vidrio, lo que lo llevó a buscar un producto que solucionara el problema, y para su sorpresa, confirmó que en Colombia no había solución al tema, pero que en el exterior sí. Por eso, decidió comprar la solución y adicionalmente validarlo en una prueba real en varios proyectos de construcción.

Inició con un servicio que prestaba por medio de una persona que iba al lugar a aplicar el producto y solucionaba el problema, en cuestión de horas. Juan Camilo logró acabar con la espera eterna de los compradores de inmuebles que al recibir su proyecto solicitaban a la constructora cambiar los vidrios, porque los recibían con rayones que se habían hecho durante la construcción. “Nosotros solucionamos en un día lo que las constructoras, cambiando vidrios y ventanales, se demoraban semanas en hacer”.

Bajo esta situación Juan Camilo continuó buscando nuevas ideas de negocio que ayudaran a la protección en la obra. Invirtió en una tonelada de un nuevo producto que era utilizado para forrar ventanas de aviones, y así proteger sus vidrios.

Así inició una nueva línea para la compañía. Ensayó nuevamente con un proyecto de construcción cercano y vio resultados de alto impacto para el sector, quienes desconocían los beneficios que podrían tener en tiempo y dinero, ya que antes utilizaban una vaselina industrial que acababa con el material.

Con gran éxito fue recibido el innovador producto, lo que no se imaginaba Juan era que, en poco tiempo, 2017, otra persona lo copiaría y lo vendería a un precio más bajo al que él ofrecía en el mercado. Esto hizo que dudara y sintiera que su negocio estaría en riesgo, “ yo sentía que ya me iba a ir a la quiebra”. Esa situación hizo que durante tres meses buscara ideas que lo llevaran a un negocio duradero, descubrió que la solución no era comprar productos y distribuirlos, si no, que debía desarrollarlos en su compañía. Un año después, en la creación del portafolio de productos de Glasst, llegó un producto único, el plástico líquido, con este buscaba impactar no solo el sector para el que fue creado, si no que también otras industrias. Sin embargo, con el manejo medioambiental del plástico lo hizo pensar que esto iba a pasar a segundo plano rápidamente, por el tema de las políticas y regulaciones que se vienen haciendo a nivel mundial.

Para octubre de 2018 ya estaba en el mercado, se vendía exitosamente, y al pasar los 6 meses las constructoras lo contactaban para decirle que el producto no estaba funcionando correctamente; y esto le dejó una enseñanza importante a Juan: “no toda idea por ser buena es exitosa, hay que saber comunicarla”. El producto era muy bueno, pero el manual de uso no, así que esto hizo que no se pudiera utilizar como era y ocasionó que las constructoras quedaran insatisfechas con el producto. Por temas de garantía comercial y reputación de la compañía, decidieron solucionar este problema, limpiando los edificios afectados y creando un protector que reemplazaría el plástico que no había sido usado exitosamente. Como todo empresario, la curiosidad siempre es un aliado estratégico de la mente, es por esto que Juan Camilo se dedicó a crear nuevas ideas para la utilización de ese protector.

Fue así que llegó a su mente el tema de pinturas arquitectónicas removibles; indagando, encontró que no existía el producto para ningún sector, ni en ningún país. Fue así como llegó a la creación de su nuevo “hito” mundial.

A partir de esta creación e impulsado por las ganas de querer contar sus ideas y por coincidencia del destino llegó a Pintuco (Marca líder en el sector de pinturas), ahí escucharon su idea y conocieron el producto, se enamoraron no solo del nuevo hito, si no de la capacidad de desarrollo y creación que tiene Glasst; Igualmente sucedió con Concreto, otro líder que también se sumó en diciembre de 2019 a comprar la mitad de la compañía (25% cada marca ).”Siento que he llegado al punto al que todo emprendedor quiere llegar tener dos aliados muy estratégicos para convertirnos en una multilatina en los próximos años” .

Él paso de ser emprendedor (único tomador de decisión) a ser parte del mundo corporativo, contar con una junta directiva, es una transición que duele, es empezar entender y a ser parte del mundo corporativo y su ritmo.  Es muy diferente la solución de requerimientos que tiene una startup a las de una compañía grande. “Vengo acostumbrado y trabajando bajo la agilidad de contar con respuestas para el otro día que se solicitan, diferente a una compañía más grande. Esto ha sido un MBA intravenoso, es aprender a manejar los ritmos y tiempos”.

Ser emprendedor viene con muchos altibajos, momentos difíciles, situaciones diversas, como recibir llamadas de cobro, que apliques a un crédito y te lo nieguen, cuando un empresario necesita la plata es cuando menos hay opciones de solicitar.

Esa fue una brecha que cerró Sempli “ más allá de volverse un tema netamente bancario, Sempli ve el tema financiero, la persona y la proyección de la compañía. Han creído en eso desde el primer día y esto ayudó mucho al desarrollo de Glasst y de mi estrés como empresario”.

Lo digital y sencillo, y el tener en cuenta la empresa, sus proyecciones y necesidades, es de los atributos que los empresarios valoran de Sempli.  “Yo firmé en vacaciones desde otro país y a las tres horas tenía desembolsado el crédito, esa agilidad solo la encuentro aquí”. Los recursos que Glasst ha recibido han sido para apoyar el crecimiento de la compañía, que estén a otro nivel. Gracias al crédito obtenido la compañía invirtió en desarrollo de producto, contratación de personal, instalaciones físicas, entre otras.

Lo que más sorprende al empresario es que apoyan a la ejecución de un sueño y una historia, y eso es lo que vale en cada cuota que se paga.Sempli llegó en el momento preciso, cuando el sector de la construcción en Colombia estaba muy difícil. Si bien es cierto que las tasas no son inferiores a lo que una entidad financiera tradicional ofrece, uno como empresario es consiente de que ahí está incluido el riesgo que ellos corren al creer en el proyecto, algo que los bancos no miran desde este punto de vista”.